ama a través del Corazón de su Hijo y nos ama de tal forma
que nos quiere y nos acepta tal y como somos. ¿Qué más
necesito para ser feliz?
Esta es también nuestra historia personal. Hemos sido lla-
mados y elegidos para vivir en el Corazón de Cristo, en la inti-
midad más profunda. En cada momento y situación de nues-
tra vida hemos de tener este mismo sentimiento de Pedro y
expresar lo bien que estamos con el Señor. La raíz de nuestra
felicidad precisamente está en sentirnos a gusto con el Señor,
en disfrutar en cada momento de lo que recibimos del Señor,
en los detalles de amor que el Corazón del Señor tiene con
cada uno de nosotros.
Santa Margarita María que ha experimentado en su vida, a
pesar de los sufrimientos y dificultades, lo bien que se está
con el Señor nos dice:
“estableced vuestra morada en el Corazón de Jesús;
en Él encontraréis una paz inalterable y la fuerza para
hacer realidad los buenos deseos que Él nos inspire y
para no cometer faltas voluntarias”
Tenemos un peligro. Nos puede pasar como les pasó a los
discípulos al escuchar la voz de Dios, sintieron miedo. Esto
puede ser una realidad en nuestras vidas de tal forma que no
escuchamos a Dios por miedo a lo que nos pueda pedir, por
seguir instalados en nuestra propia comodidad.
Hemos de tener muy claro que a Dios más que temerlo hay
que amarlo. En muchas ocasiones el Señor dice en el
Evangelio: “ n o t e n g á i s m i e d o ” . Este miedo impide la
entrega total y generosa al Señor y a los hermanos. Hay que
convertir nuestros miedos en generosidad, y así podremos
seguir experimentado en cada momento y en cada situación
de nuestra vida lo bien que se está en el Corazón del Señor.
Que nuestro deseo constante sea el mismo de Pedro:
¡Qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas!
Tenemos que instalarnos en el Corazón de Cristo, es el
mejor lugar para permanecer y sobre todo para perseverar.
Juan José Infantes Barroso, pbro.
Director Nacional de la Guardia de Honor
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