20
“ Puesto que queremos tener el amor del Sagrado Corazón de Nuestro Señor en nosotros 29, añade, no hemos de tener afectos demasiado solícitos por ninguna criatura, sino todo para este amable Corazón. Tenemos que vaciar y despegar nuestro corazón de estos afectos, no hemos de tener apego a nada por santo que nos parezca. El Sagrado Corazón quiere poseer nuestro corazón despojado de placer, de consuelo, de amigos, de talento y aun de virtud. Desde el momento que Él nos lo quite, debemos permanecer contentos y conformes con su santísima voluntad. Porque todo lo que se pega a nuestro corazón nos roba a Dios, nos aparta de Dios y de su puro amor. El Corazón de Jesús 30 quiere que renunciemos a toda vana satisfacción para vivir en perfecto desasimiento; difícilmente reinará el amor de este divino Corazón en el corazón donde reine el placer.”
“ Este Sagrado Corazón no quiere que busquemos ningún consuelo fuera de Él 31. Es más, cuando nos los dé, debemos sacrificarlos renunciándolos, no pegarnos a nada, estar despojados de todo. Cada vez que hagamos alguna práctica de mortificación, digamos: ¡ Oh Sagrado Corazón!, muero a este placer para no vivir más que para vuestro amor.”
“ Creo que si os aplicarais un poco a considerar todo lo que esto significa 32, lo comprenderéis mejor que yo puedo explicároslo. Solamente añado que me parece que debéis vaciar vuestro corazón de todo.”
“[ Por lo que a mí toca ], me contento con amarle únicamente; quiero que todo mi ejercicio sea abrasarme en estos santos ardores; después 33, este divino Corazón amará por mí todo lo que quiera que yo ame. Al presente Él es toda mi ocupación, sea en la oración, sea en otras partes.”
“ Así como las cosas no tienen descanso sino en su centro 34, y cada una busca el que le es propio, nuestro corazón [ debe estar ] totalmente abismado en su centro, que es el Corazón humildísimo de Jesús.”
29
Escritos diversos, volumen II, pág. 362. – Carta 92. – Aviso 53.
30
Cartas 42 y 92.
31
Vida por ella misma, pág. 384
32
Aviso 49
33
Cartas 27 y 110 a la M. Saumaise, pág. 233 – Carta 100, segunda edición al P. Croiset, pág. 245
34
Vida por las contemporáneas, pág. 60