19
Tomemos por divisa: Amor en nuestro corazón, sencillez en nuestro espíritu
[y en nuestras palabras] para poseer la amable sencillez de niño que el Sagrado
Corazón quiere en nosotros.”
Conforme al consejo, que la madre Greyfié26 le había dado, la Beata “no
hacía caso de sus miras particulares ni de las reflexiones contrarias a la sencillez
del divino amor; no miraba más que a Dios
4. El amor al Sagrado Corazón debe ser puro y sin mezcla. Este oro celestial
no soporta ninguna aleación, excluye todo afecto desordenado a las criaturas.
“¿Queréis saber lo que hay que hacer [para amar] al Sagrado Corazón de
nuestro amable Jesús?27 , escribía la Beata a diversas personas.
“Este divino Corazón quiere ser todo para nosotros. Quiere ser nuestro único
amigo, nuestro apoyo y nuestro contento. Quiere que de ninguna manera
busquemos eso entre las criaturas.”
“Nuestro corazón no se ha hecho más que para Dios, y no debe llenarse
más que del puro amor de Dios. ¡Desgraciado el corazón que se contenta con
menos que Dios, y se deja abrasar de otro fuego que el del puro amor divino,
que no puede sufrir ninguna mezcla!
“¿Qué recelamos para disputarle así el entero sacrificio de nuestro corazón
. Este corazón ya es suyo; pero quiere Él poseerle sin compañía, es decir, vacío
de todo. Nuestro corazón es tan pequeño, que no puede contener dos amores;
habiendo sido creado sólo para el amor divino, no tiene descanso cuando hay
alguna mezcla- Espero, pues, que este amor os animará más y más.
28
26
Vida por las contemporáneas. – Aviso de 31 de Enero de 1698, pág. 127
Cartas 43, 76, 84 y 124. – Aviso 46. –Vida por ella misma, pág. 354
28
Carta a la hermana de la Barge.
27