Luli - papeles en movimiento (n°1) Luli - papeles en movimiento (n°1) | Page 6

constantemente, no volví a trabajar igual con mi cuerpo ni con el cuerpo de los demás.
Era la primera clase. Estábamos sentados en un círculo y nos presentamos. Patricia nos mostró la imagen de un esqueleto, describió cada parte y nos hizo notar algunas en especial. Después nos acostamos en el piso y nos pidió que no hiciéramos nada, que descansáramos, sólo estar allí, enfocados en las sensaciones que venían del cuerpo, alineando la cabeza con la pelvis, las piernas paralelas y los brazos a los lados del cuerpo.
Minuciosamente, con claridad, fue describiendo cada parte del esqueleto, comenzando con un pie, la consigna era que lleváramos nuestra atención hacia cada lugar que ella iba mencionando. La sensación era que nos guiaba por lugares que ella conocía muy bien en su cuerpo. Con los ojos cerrados empecé a viajar por mi cuerpo como un explorador en un paisaje nuevo.
Cuando terminó de describir una pierna nos pidió que la rotáramos lento y con el menor esfuerzo posible. Después comparamos esa pierna con la otra. Quedé asombrada. Casi no me había movido y la sensación de cambio y movimiento era enorme. Así seguimos con todo el cuerpo, haciendo algunos cambios en las posiciones de las piernas, éstos afectaban poderosamente todo el cuerpo, hasta la cabeza. Cuando me paré estaba más alta, más liviana. No había copiado ningún movimiento, no había hecho ningún esfuerzo y sentía un gran bienestar y una gran disponibilidad de mi cuerpo.
Los verdaderos maestros hablan una lengua nueva, diferente, y son capaces de transferirla a quién quiera tomarla. Esa lengua tiene su propia lógica, sus ideas. Con Patricia comenzó un viaje que no se detiene. Por primera vez pensé en el efecto que la gravedad tiene sobre los cuerpos, en la importancia de apoyarse en la tierra. Tuve herramientas para observarme y observar el modo en que cada persona organiza su cuerpo en las acciones básicas como caminar, levantarse de una silla o estar de pie. Aprendí acerca de la tensión muscular, a sentir las partes del cuerpo que no se mueven, de cómo repetimos casi siempre los mismos movimientos, y de cómo nuestros hábitos subyacen a todo lo que hacemos.
Empecé a ver, que la mayoría de las personas adultas hacen movimientos complicados sobre la base de una organización pobre de sus cuerpos. Esto siempre, a la larga o a la corta, genera lesiones, dolores, tensión, mal _ estar.
Para mí la relajación, por ejemplo, no es sólo el momento final de una clase, como suele serlo en las clases de educación física, aerobics, step, stretching, etc, sino que es la otra cara de la tensión y debe estar presente en todas las acciones. Lo mismo sucede con el equilibrio entre actividad y descanso, adquirir un saber como este nos brinda otras posibilidades de estar en el cuerpo.
También aprendí que es posible producir cambios profundos en el cuerpo, pero que para eso hace falta tiempo, hay que estar dispuesto a soltar algo, a perder algo, ese algo son los
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