La investigadora de la danza butoh en Brasil , Cristine Greiner , nos explica que cuando transmitidas las ideas , son inevitablemente reconstruidas ; por esta razón , nadie puede enseñar nada al otro ( GREINER , in MELLO 2013 ). Por lo tanto , no se puede enseñar y tampoco aprender butoh : lo que hacemos es solamente prestar igniciones . Podemos caminar juntos , colectivamente , en una colaboración emancipadora que sirve de ruta de salida a un nuevo campo de visión , donde serán distribuidas simientes del saber que tenderán a redimensionar nuestra danza personal y colectiva . La danza parte de una experiencia de ser para ser , como la vivencia de Hijikata consigo mismo y luego junto a Kazuo Ohno y su hijo Yoshito Ohno . Yoshito , que cierta vez en Japón también danzó junto a Marco Xavier que ahora danza con nosotros en este Encuentro . Resaltamos que estas convivencias entre los danzantes , no implican un relato-demostrativo de virtuosismo , formas , técnicas , procedimientos , códigos ; como muchas veces pensamos . Un pensamiento de danza , como elaboraron Hijikata y Kazuo respecto al nacimiento del butoh ( y que sigue siendo reelaborado por cada bailarín butoka ), es siempre una vivencia compleja que parte de lo más profundo , en este lugar capaz de abrazar las complejidades y particularidades de cada ser .
Cuando Xavier danza , escapa de nuestra vista el sujeto y entran en escena las fuerzas de las Divinidades Orixás que bajan del cielo . Cuenta la leyenda de la creación del mundo yorùbá , de la entidad mayor Obàtálá , el más importante orixá y el más elevado de los dioses que nos dio la misión de construir nuestro mundo bajando a la tierra con una gallina que fue
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