Luli - papeles en movimiento (n°1) Luli - papeles en movimiento (n°1) | Page 20

presta Raúl Lázaro, el mismo que usamos hace 14 años en Máquina no Trivial, mi primer solo de danza contemporánea estrenado en 2001. Hay, entonces, sombras que crecen y decrecen y se desplazan sobre la pared del fondo, y algunas lentejuelas sobre las que rebota la luz tiradas en el suelo. La luz no estaba tan presente en los primeros ensayos, apareció después de ver Nostalgia de la luz, del chileno Patricio Guzmán, una película bella y conmovedora sobre estrellas, astronomía, justicia y memoria, que en un momento suelta la frase“ la luz siempre es pasado”, porque recibimos la luz de estrellas desaparecidas.
De modo que tenemos un cocktail de evocaciones de folklore húngaro, proporción aurea, Judson Church, sombras expresionistas, astronomía en el desierto de Atacama, vamos de Budapest, a Cabo Cañaveral en 1977 al lanzamiento de la Voyayeur, a Los Ángeles en 1980, donde Carl Sagan graba Cosmos, a la pantalla de un televisor en el living de un departamento sobre el club Bahiense del Norte, donde un proyecto de bailarina de 12 años devora esos capítulos, a un ensayo en Espacio Vox en el 2001 donde probamos proyectar sombras con Victoria Ansiaume a la siesta, a una constelación ubicada en extremos lejanísimos de la galaxia, estrellas de las que recibimos su brillo y que quizás estén apagándose mientras nosotros compartimos este momento, a una tienda en Once en julio de 2015 donde compré dos bolsas de lentejuelas en oferta. Cada elemento abre un mundo y puede llevarnos muy lejos de aquí, a distintas épocas, a distintos mundos conceptuales y estéticos, a la otra punta del universo incluso, pero la idea no es irse, ni a Budapest, ni a New York, ni a Marte, sino quedarse obstinadamente acá, en Bahía Blanca, ser contemporáneos en esta ciudad, que como todo puerto es cosmopolita, sin asumirlo, sin amigarse con esa condición diversa.
Si pienso un ensayo, escena tras escena, pasadas, correcciones, no puedo dejar de tomar en cuenta cómo el cuerpo se construye y se mueve con todo ese material acumulado, esas influencias, referencias, citas, apropiaciones. No hay una creación limpia, todo se embarra, se enturbia. La obra tiene momentos que pasan de un estado a otro, hay fragmentos de casi vaudeville, de casi cabaret, de casi postal, de casi desfile, la obra se va moviendo en ese casi, que es una fisura entre el modelo consagrado y el préstamo que decidimos tomar. La obra no es una esfera de superficie lisa, es una construcción de barro con fisuras, y grietas. Por las grietas entra la luz, canta Leonard Cohen, en las grietas se encuentran la tierra, el agua, una semilla y siempre algo crece: un poco de pasto, un yuyo, una planta.
No me interesa hablar de posmodernismo, ni de ningún pos ni de ningún ismo que haya sido moda hace 20 o 30 años en Europa o en Estados Unidos. No me interesa tomar conceptos que vengan a uniformizar lo que se da heterogéneo en 2015 en Bahía Blanca, porque pretendo mantenerlo así para crear, y para reflexionar. Unidad en la multiplicidad, unidad multifunción. Una serie de elementos diversos con patrones de ordenamiento también
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