que de niña heredó,
con asfixia por su asma
que al hospital la mandaba,
así siempre de la cama
ella se levantaba.
No quisiera dejar de lado
algo que la prosa no he contado,
por dolor y tristeza,
y quizá mucha angustia nos causa,
una madrugada de tantas,
que la mujer dormía sola con sus hijos
en la cama, porque su esposo
estaba pasando por una racha mala,
la bella mujer despertó
con susto en el corazón
y un frío de muerte que a ella la envolvió,
Eran las cuatro y treinta de la mañana
y ella descubrió
que su esposo no llegó a dormir,
preocupada le dijo a su hijo mayor:
fíjate si alrededor
se encuentra tu papa dormido,
apenas aclaraba el día
y su hijo encontró a su padre
pero no dormido.
Mami, Mami, ya encontré a mi papi
está jugando con su camisa
en el árbol de mango.
Allí sin vida colgaba
de las verdes ramas
decidió suicidarse
aquella madrugada.
Una prosa dedicada
para la mujer que sufrió
de ver la cruel decisión,
de quien vida dio a su seis hijos,
porqué en su vientre
estaba el setimó de cinco meses,
que difícil le tocó criar
sus hijos, limitados hasta de cariño
por su triste decisión.
Hoy dedico esta prosa a la mujer
que hasta la muerte conoció el dolor,
luchó por dar amor
y un poco de educación;
un cáncer a ella la venció,
y a la tumba el cuerpo envió.