Los omniscientes N°1 , Julio 2014 | Page 36

La mujer que despertó

cariño, amor, lástima y compasión.

La mujer que supo concebir después de

una golpiza, y parir con hambre y tristeza

de saber que su hijo no tenía ropa.

La prosa más triste para

la mujer que supo llevar

la carga de ocho hijos en su vientre,

a pesar de la pobreza

y el maltrato físico y verbal.

La mujer que lloró

bajo el piso de su casa atada

por culpa del alcohol de su pareja.

Un ave con las alas rotas

sin plumaje, por ser marginada y pisoteada,

un ave bella, que equivocó

su vuelo y cayó en un infierno.

Es la prosa más sincera

que yo dedico hoy a ella,

que la vida no le dio felicidad

porque su necesidad

la mantuvo en una cueva.

Ocho hijos que vieron de todo,

desde una palabra bonita,

hasta los gritos más horrorosos;

vieron correr a su madre por cafetales,

para cortar un guineo

y llevar a la mesa.

Problema más hijuemadre

es el alcoholismo,

se lleva a todos en las patas

sin importar a quien se lleva;

lo sufre quien se lo toma

porque sin él se vuelve loco,

y termina destrozando

a una familia completa.

Mujer que luchó en vida

por los hijos que Dios le dio,

sin dar tregua a la enfermedad

que de niña heredó,

con asfixia por su asma

que al hospital la mandaba,