Tras una breve caminata llegó a su destino. La tranquilidad se adueñó de aquél lugar que no parecía el mismo de la mañana. Aguardó aún un buen rato, apostado en una esquina, paciente, pero los nervios le comían por dentro. Cuando encontró el momentooportuno se decidió.
Era ya tarde, la calle sólo era transitada por algún taxi. Las aceras, vivas en el día, permanecían mudas, sólo los papeles de la marabunta diurna las rondaban. Con ademán seguro dejó la esquina, se encaminó calle arriba; al fondo, la avenida seguía con ganas de no dormir aún. Tras una rápida ojeada ya tenía visualizado su objetivo, junto la pared de un banco que hacía poco la crisis cerró. Al ir acercándose sacó de nuevo la cartera y de ella ese papel.
Días antes pensaba qué podía hacer para salir de esa situación en la que se hallaba. No quería recurrir a profesionales, que sólo buscaban en él el dinero, sin más beneficio que el obtenido por pagar. Tampoco le ilusionaba recurrir a agencias: -"Gente fría"- Pensaba. A través de internet no le hacía mucha gracia, porque no quería que le volviesen a engañar. Tampoco la solución que él encontro le satisfacía, pero a pesar de su sencillez le pareció la más oportuna y directa.
Ya estaba frente a la pared del banco. El papel tan ricamente doblado gozaba ya de alguna punta viciada. Metió su mano en el bolsillo exterior derecho de su chaqueta y sacó un rollo anaranjado, desdobló la nota, la extendió y la fijó en aquella pared desangelada, y con las prisas de quien comete un delito salió corriendo de aquél lugar, sólo quedaba esperar.
El papel era todo un canto a la soledad, a la desesperanza, al hastío del que nada espera; una nota que suplía a la del suicídio, que pretendía ser bálsamo. El recurso del solitario que no quería seguir en ese limbo. Era la solución infantil. Un alivio sólo imaginable por la mente sana de un niño, capaz de ver las cosas desde el prisma de la simpleza. Y así lo vio.
¿Porqué no iba a ver más gente como él? ¿Porqué no iba a encontrar con esa nota otra alma en aquél purgatorio de la vida?
La vida le había mandado a aquél espacio entre el cielo y el infierno, arrebatándole lo que realmente hacía latir su corazón y él quería resarcirse de tal condena, y la única forma que encontró fue buscar otro ser perdido en ese mundo de confusión. -"Porque en algún momento -pensaba-, se me abrirán las puertas del cielo, o me reclamarán desde el infierno".
La nota decía así: " BUSCO UN AMOR DE VERDAD. UNA SEÑORA O SEÑORITA PARA VIVIR JUNTOS, COMPARTIR LA VIDA Y SER FELICES"
Juan Antonio Carrasco Lobo ( Sevilla, España)