Los nueve círculos-teaser | Page 9

20 Fernando de Villena
la mañana de aquel extraño día , sentí un olor a rancio muy desagradable .
Soy ya un anciano y he visto cambiar de manera atroz esta ciudad . Observo ahora desde la colina de La Alhambra el rompeolas del crepúsculo cercado por las sombras de los monstruosos edificios modernos y recuerdo el fin de aquella lejana tarde de mayo , la luz de oro y coral y el aroma de las huertas que se entraba hasta el corazón de Granada .
De aquella huerta nuestra guardo otras imágenes , casi todas gratas , y también del camino que hasta ella conducía , donde en ocasiones nos cruzábamos con algunos toros y nos veíamos obligados a buscar apresuradamente refugio en cualquier recodo . Mi padre , en los años en los que el escarabajo de la patata malogró las cosechas , iba por allí con un bote recogiendo todos los ejemplares que se le ponían a mano , empeño sisífico pues la plaga estaba formada por millones de ellos .
En otra ocasión , un hombre saludó a mi padre con gran respeto y nos invitó a mí y a mis hermanos Javier y Miguel a subir a su carro , del que tiraba una pobre mula . Había caído ya la noche y , al pasar junto a un ruinoso molino que se alzaba junto a la Cruz de los Carniceros , vimos levantar vuelo a un gran búho . El carretero nos fue contando historias truculentas de asaltantes que en aquel paraje , después de robarles a sus víctimas hasta el último céntimo , las cosían a puñaladas y las arrojaban a la acequia Gorda para que las aguas arrastrasen sus cuerpos .
Pero , volvamos al día de la caída de Javier desde el cerezo . Recuerdo , ya de noche , en nuestro domicilio de la calle Jesús y María , cuando mi padre se presentó muy dichoso con Javier y este llevaba el brazo escayolado .
Como yo compartía alcoba con él , antes de dormirnos , volvió a asegurarme que todo aquello carecía de importancia y me estuvo hablando de algo que le había contado Paco . Al parecer ,