Los nueve círculos-teaser | Page 7

18 Fernando de Villena
Los hijos del capitán Bolívar mostraban más asombro y expectación que todos los demás . A ellos rara vez los llevaban al campo y cuanto sucedía en aquella jornada primaveral les resultaba de una gran novedad y permanecían muy quietos y modositos , como evitando mancharse los pantalones cortos de color blanco y las camisas de cuadros .
Piedad era la única que se oponía abiertamente a la peligrosa competición entre los dos chicos . Cogía de la mano a otro hermanito pequeño que comenzaba entonces a hablar y tenía la cara llena de churretes . Aunque respondía al nombre de Raúl , todos lo llamaban Tilín .
— Tened cuidado , Madre de Dios , que os vais a hocicar y , como se enteren los padres , vais a recibir una tunda – advirtió Piedad .
Las cerezas iban cayendo desde las copas de los árboles y mis hermanos Marian y Javier procedían al recuento para decidir el ganador . Algo alejada , con un viejo peine de carey al que le faltaban numerosos dientes , Margarita , la más guapa de las hijas de Alfredo y Palmira , se entretenía sola poniendo orden en su hermosa cabellera negra . A sus siete años le aburrían los juegos de los demás .
Bajaron por fin de los cerezos Paco y Miguel y , aunque los contadores dictaminaron que la victoria correspondía al primero de ellos , Miguel protestó y dijo que muchas de las que él arrancó se hallaban ocultas entre la hierba . Entonces , Javier aseguró que él podría muy bien ganarles a ambos y , antes de que nos diese tiempo a abrir la boca , ya se aupaba a un tercer árbol algo mayor que los otros .
Miguel y Paco lo miraron con cierto desdén y Piedad y Marian , con verdadera consternación . ¡ Era demasiado pequeño para hacer aquello ! En el celeste de la espléndida tarde , el sol comenzaba a aceptar su vencimiento .