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Los nueve círculos 27
tantos estantes y tantas cajas de arenques como ruedas de bicicleta y tantos bacalaos secos colgando de un palo , en la cual un mes de julio descubrimos , muy ilusionados , algunas tabletas de turrón . En la vida de los niños el orden es la ley y cualquier minúsculo acontecimiento que lo altere supone una conmoción . Hallar turrón en el verano fue lo inesperado , una fiesta para el sentido del gusto en un momento que no nos correspondía , un infringimiento casi .
Proseguimos nuestra andadura por calles que me eran completamente desconocidas y que me hacían sentir cierto temor . ¿ Y si me perdiese por allí y no pudiera ver nunca más a mamá ? ¡ Qué grande me pareció entonces Granada , una ciudad que solo empezaba tímidamente a ampliarse por las afueras con las primeras viviendas sociales !
Por fin nos detuvimos ante una casucha muy fea y casi vencida , y mamá , después de examinar el papel donde llevaba anotada la dirección , tocó reiteradamente en la puerta con los nudillos . Pero no se abrió esta , ni mucho menos , sino el postigo de una ventana con su reja a través de la cual solo se adivinaba oscuridad . Y no tardamos en singularizar allí un rostro de mujer ajado por la edad e imagino que también por las carencias y amarillo por la falta de luz y de aire .
Mi madre le explicó que deseaba que nos hiciese unos jerséis y no sé qué más y ella le pasó desde la ventana una cinta métrica a fin de que mamá misma nos tomase las medidas . Se ve que sentía vergüenza de recibirnos dentro de su zaquizamí . Entonces apareció otro rostro en la ventana : otra cara mucho más fea de viejecita arrugada y con la figura contrahecha . Se trataba de una enana que nos miró con dulzura y nos hizo señas con la mano .
Cuando nos alejamos de allí , ya de vuelta en casa , mamá nos contó que Matilde , en sus mejores tiempos , fue la costurera del teatro Cervantes , donde cuidaba el atrezo de los actores y