Los nueve círculos-teaser | Page 14

Los nueve círculos 25
del año , la noche de las uvas – que yo nunca lograba probar pues bastante antes de las doce me sentía vencido por el sueño –, el turrón , que siempre hizo mis delicias , y la venida misteriosa de los Reyes Magos cargados de juguetes .
Claro que también significaba el sacrificio del pavo al que yo asistía con horror desde un rincón de la cocina . La sacerdotisa que le cortaba el cuello y le extraía la sangre y luego lo iba desplumando con total indiferencia no era otra que Marcelina , nuestra robusta criada , natural de Gorafe , pueblo al norte de la provincia , tan cariñosa en todo momento con nosotros y tan falta de piedad para con el animalito . A este propósito , he observado que esa indiferencia respecto a los animales se da más en la gente de origen rural .
Otro lugar bien alegre de nuestros recorridos habituales era la plaza de Bib-rambla , corazón de la ciudad , aromada por los tilos al llegar la primavera , en donde veíamos con pavor el paso de los gigantes y cabezudos las mañanas de Corpus y con verdadero deleite la función de títeres por las tardes . El principal héroe de aquellos muñecos se llamaba Chacolín .
En aquel espectáculo se mezclaban todos los chiquillos de Granada y , a veces , entre el gentío , veíamos a Piedad , a Paco y a Margarita que iban solos , sin sus padres ni nadie que los cuidase .
—¡ Qué tranquila es Palmira con sus niños ! – comentaba mi madre .
Una de aquellas tardes festivas echamos de menos en el grupo a Paco , y su hermana mayor nos explicó que había ingresado en el seminario para estudiar y hacerse cura .
A mí me dio mucha pena cuando mamá nos explicó que ya solo podría ver a su familia en Navidad y en algunas ocasiones muy especiales . Desde entonces , cuando nos cruzábamos con la hilera de seminaristas serios y con sus becas rojas por la plaza de Gracia , camino de la catedral , yo buscaba con la vista al hijo