El destino manifiesto e Iberoamércia
La Doctrina Monroe adquirió un gran significado en la década de 1840, época en la cual la frase “el Destino Manifiesto” fue el denominador de las relaciones entre Estados Unidos e Iberoamérica. La expresión se debió a O’Sullivan, redactor de la Revista Democrática de New York, quien en 1845 manifestaba: “es nuestro Destino Manifiesto el de extenderse por el continente asignado por la providencia para el libre desarrollo de nuestros millones de habitantes que se multiplican con los años”.
Para algunos historiadores como Weinberg, el Destino Manifiesto “expresa un dogma de autoconfianza y ambición supremas: la idea de la incorporación a Estados Unidos de todas las regiones adyacentes constituía la realización virtualmente inevitable de una misión designada a la nación por la providencia misma”.
La Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto Fueron el fundamento teórico que justificó, en su momento, la expansión territorial de Estados Unidos y su presencia en distintas regiones del continente americano. Una expresión más reciente de esta política de intromisión estadounidense es la Ley Helms-Burton, puesta en marcha a finales del siglo XX, que establece la prohibición y sanción a empresas internacionales que comercien con la República de Cuba.
Fuente: Elaboración personal basada en Naranjo, C. (1996)