los desastres de la guerra DESASTRES DE LA GUERRA - Goya- | Page 23

que Renau o los muralistas mejicanos buscaran en el arte la politización de los fenómenos bélicos. Antes de que el propio Grosz se preguntara: Para qué sirve pintar, para qué hacer arte? si no por ello se dejará de matar, o cuando el dadaísmo se definió como antiartístico, para materializar el asco que sentía frente a un arte adocenado y una sociedad capaz de engendrar millones de muertos por una supremacía económica. Pese a todo lo cual esa sea tal vez la única justificación que le quede al arte en un mundo donde el sufrimiento sigue siendo el desayuno de millones de seres. 25 Llegados a este punto es donde surgen las grandes interrogantes. Unas interrogantes que Goya nos cataliza, nos acelera. Qué le queda al arte, ser crónica de nuestras miserias, denunciar? Sirve para que la con- ciencia del creador se quede más tranquila, se suavice y dormite por no estar “contaminada” de esteticismos tal vez estériles, huecos? En qué consiste el arte? Hay arte, debe existir, es inevitable mientras el ser humano esté en la tierra, es consustancial a la naturaleza humana como lo son el amor, la sexualidad o la violencia? Tiene algún sentido fuera del mercado. Tiene al- guna utilidad? Debe ser útil? Qué entendemos por utilidad del arte?... Decenas de interrogantes, escasas respuestas, pero mientras tanto el testimonio de Goya queda como el gran friso de la brutalidad humana. Un friso antibelicista en ochenta y cinco planchas (ochenta y dos) con otros tantos bocetos preparatorios que son una de las cimas del dibujo de todos los tiempos y que sitúan a Goya entre las más altas personalidades creativas de la plástica y sin duda el gran impulsor del que parte el arte contemporáneo.