-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Gost, ¿Y tú?
-Me llamo Luna.
-Qué lindo nombre
-Gracias, si quieres puedo venir a visitarte todos los días.
-Estaría genial. Y dime, ¿dónde queda ese reino del que me has hablado?
-Cruzas el valle, das unos veinte pasos y listo, llegaste. Está cerca. Ya debo irme, está anocheciendo y mi papá me espera.
-Bueno, adiós - adiós.