LLIU YAWAR / MAYO 2012 / AÑO I N° 01
al marido. Impuesto como un proceso ideológicamente transmitido por los hombres
a la humanidad. A pesar de la interiorización del rol implantado; hoy encontramos
que los padres comparten más con sus hijos /as, teniendo una relación más estrecha, ayudando a la madre a compartir los
compromisos de la casa en todo el sentido
de la palabra.
En ámbito educativo ha sido un campo en el que las mujeres han obtenido
logrados, adelantos importantes en términos de acceso y rendimiento, llegado
incluso a superar la situación de los hombres en nuestro país, y en varios países del
mundo. Ella puede, ahora, ejercer un influjo creativo, renovador, humanizador, en
todos los ámbitos de la vida social: empresa, política, ciencia, medicina, educación,
cultura, medios de comunicación, etc.
Con toda su identidad, con toda su feminidad. Es verdad que muchos sistemas
y estructuras deben cambiar. Es verdad
que todavía no se reconoce del todo que la
mujer es necesaria en determinados ámbitos de la sociedad. Pero también es verdad que la mujer no siempre ha luchado
por penetrar las esferas sociales en tanto
que mujer. O se ha quedado al margen, o,
cuando se ha metido dentro, llámese mundo profesional o político, lo ha hecho disfrazándose de varón.
Queremos anotar, sin embargo, que
esta participación directa de la mujer en
la sociedad, va más allá de la esfera familiar, de ninguna manera debe pensarse
como algo obligatorio e indispensable para
todas las mujeres.
Habrá mujeres que desearán entregarse de lleno a su familia sin realizar
ningún trabajo profesional fuera del hogar. Si la mujer siente que así está llamada a realizar su don de sí, debe hacerlo con
seguridad y satisfacción. En esa misión de
madre y educadora seguirá siendo un ser
humano que siente, piensa y existe.
13