Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 98

de nuevo aquel chiste en el que el masoquista le dice al sádico: Por favor, pégame, y el sádico, haciendo acopio de su sadismo, le niega lo que más desea cuando le contesta: No. O ese otro en el que de nuevo el masoquista le dice al sádico: Pégame, y el sádico le contesta: Vale, pero le pega su catarro... En fin, por llegar, mi cabeza llegó hasta Almodóvar y a Átame, aquella película cuyo título, en imperativo, siempre me pareció un poco sadomaso. Lo que vino tras el teléfono y el tema azotes fueron unas cuantas anécdotas y órdenes que resumí, como pude, en el diario que le envié al día siguiente: SEGUNDO DÍA COMO SUMISA (jueves 9 de marzo) La verdad es que hoy es viernes, muy temprano, pero ya viernes. Ayer estuve prácticamente todo el día hablando por MSN con AMOSAPIENS y, sobre todo y ya por la tarde y cuando estaba en casa, por teléfono. Sí, sí: he dicho por teléfono porque este aparatito es una de las grandes novedades del día. Sapiens me lo pidió aprovechando que no podía negarme porque ya soy su sumi, y debo obedecerle. No sé por qué lo hice, pero medio en serio y medio en broma, le obligué a averiguar el número porque sólo le di ocho, y no nueve cifras. Claro que ni me entiendo, ni comprendo por qué tras descolgar el auricular le dije que yo no era Marta. Bueno, en realidad no mentí porque me llamo Paula, pero él no lo sabe. Al final me va a costar cara la broma porque me dijo que era muy rebelde y mi doma será difícil... ¿Seré idiota? Ahora lo voy a tener pendiente de mí a todas horas... En fin. Creo que me puse nerviosa al escuchar su voz. ¡Hummmmmmmmmmm! Me encantó, y sobre todo por la tarde y después de averiguar mi número, me encantó más aún con el pedazo de polvo telefónico que, sólo jugando con los tonos de la voz, me echó el muy canalla de Sapiens... ¡Es increíble!, pero por hache o por be, por Messenger o ya por teléfono, con órdenes y desobediencias o con polvos y abstinencias, se nos pasan las horas como si fuesen segundos... Problema y de los gordos: tanto hablar, conocernos, mandar y rebatir órdenes y etc., etc., que ni él me habló ayer, ni yo le pregunté sobre la ropa de hoy, así que esta mañana cuando fui a vestirme me vino a la cabeza el caos. ¿Qué hacer si todo es tan nuevo? Pues no me hace nada de gracia, pero he optado por ponerme la misma ropa de ayer, aunque con otros pantis, claro... ¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrr! Entre las conversaciones de ayer, destaco estas cosas: