Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 92

y no lo tengo... Es más, ¿cómo puedo saber qué me está pasando, cuando ya no me cabe ni un miligramo más de novedad y de información? No sé: me imagino que viviendo lo que la vida ha puesto frente a mí o intentando vivirlo, sin más. En fin. Pues en ésas estoy, con el coño depilado y viendo la ropa que mi AMO ha aprobado que me ponga mañana. 10ª) Por cierto, se me olvidaba: cada día debo darle buena cuenta de cómo voy a vestirme porque ÉL debe dar su visto bueno para que pueda o no pueda ponerme algunas cosas. Mañana toca falda corta negra con pantis opacos y camisa del mismo color. ¡Color cucaracha otra vez, como a mí me gusta! Faltan mis aros de plata, ¡jo!... En fin, con todo eso y mucho más... ¡En éstas estoy! ¿CARPE DIEM, quizás? Envié mi Primer día como sumisa por correo electrónico en la mañana del día 9 de marzo. Las reacciones no se hicieron esperar: —Has vuelto a hacerme el hombre más feliz de la tierra. —Venga, AMO, no exageres —contesté con un poco de turbación ante una afirmación que me parecía extrema. —Ni te lo imaginas, perra, ni te lo imaginas. Eres sincera, expones tus dudas, dices lo que piensas, haces bromas... ¡Qué hermoso! Por cierto, sé que hay muchas cosas que no entiendes, pero confía en mí: con el tiempo las entenderás. De momento, ten por seguro que nada es arbitrario. —Ufffffff, si tú lo dices... —Por cierto, yo quiero que mi sumi sea feliz, por eso puedes entrar en la sala como AMA-zona, AMA-rilla o AMA-pola cuando te venga en gana, pero sin privados, ¿eh?, y dímelo para que me ría contigo, ¿de acuerdo? —De acuerdo. Ya por la tarde, y cuando nada más llegar a casa ni siquiera me había dado tiempo a comer algo o a ponerme cómoda, volvimos a conectarnos por Messenger: —Joder, perra mía, no hago más que leer y releer tu Primer día como sumisa: ¡qué hermoso es lo que has escrito! ¡Qué hermosa eres tú! Tu AMO te da las gracias por todo, pero quiere ordenarte algo ahora. ¿Me das tu teléfono? —¡Qué morro tienes! Claro, aprovechando que ya no puedo negarte nada... ¿Serás AMOniaco? Pues mira, no: ahora vas a ser AMOldable, porque no puedo