Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 64

AMO; la tuya es la más grande, AMO, y etcétera. —Jajajajajajajaja. No es para tanto: la mía está dentro de la media. —O sea, ¡pequeña! En fin, cambio de tema: quería decirte lo que le dije a una persona una vez: Si el mundo es yin y también yang, es absurdo tener que elegir entre Jane y Tarzán... —Jajajajajajajajaja. ¿Y? —Para mí todo es un juego, así que también quiero jugar a ser AMA-zona, aunque tenga que enamorarme de un faquir masoquista y de su cama de pinchos. —Jajajajajajajajaja. Me encanta tu inocencia... El problema es que el BDSM es muy jerárquico. Esto quiere decir que nunca puede haber relación entre dos Amos porque siempre debe estar claro dónde está el mando y dónde la obediencia... —Sí: el mando a distancia siempre es una lucha a muerte, ya te digo. —Para lo que tú dices está la figura de la switch o una persona que adopta los dos roles. —Hummmmmmm. ¡Qué divertido! ¡Ésa quiero ser yo! ¿Quieres ser mi esclavito, AMO? ¡Vamos, sumiso! ¡Ponte de espaldas que vas a probar mi látigo! —Jajajajajajajajaja. ¡Me parto de risa contigo!, de verdad que me parto... Mira, perrita, yo no puedo ser tu esclavito, pero tú puedes ser sumisa y tener una esclava, claro que, si yo fuera tu AMO, ella también sería esclava mía. ¡Qué bien!: ¡otra perrita para mi cuadra! —GUAU, ¡pero qué morro! Yo prefiero un esclavo... —Lo siento, pero no te permitiría un sumiso porque no me van los tíos. —¿Y a ti qué