Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 53
ingenio, inquietud y, por descontado, un juego repleto de morbo y sentido del
humor.
—Mucho sapiens, mucho sapiens, pero... ¿no me digas que no conoces el refrán Dime
de qué presumes y te diré de lo que careces? —le dije casi al principio en uno de esos
arranques míos.
—Sí, claro, ¿por qué?
—No, por nada. Es que como vas de sapiens por la vida...
—Yo no presumo de sapiens. Simplemente, no escondo mis virtudes...
—Jajajajajajajajajajajaja. ¡Baja, Modesto, que sube Sapiens!
Esas actitudes de maestro paciente, padre protector, alfarero modelador de barros
ajenos, tierno AMO que reconoce no ser nadie sin su complemento, orgulloso
sádico en busca de su masoquista, hombre tranquilo con una filosofía de vida muy
clara, sentenciador de éxtasis siempre condicionados a que yo entrara por su aro y
chulo de feria repleto de fanfarronadas, no hicieron más que excitarme y
provocarme mucho más las ganas de jugar, retar y derribar cada uno de esos
modos con picardía e inocencia a la vez:
—Para mí, el homo-sapiens fue el auténtico gilipollas de la historia. Y más en lo
que a cuestiones de cama se refiere.
—¿Y eso?
—Fíjate si era imbécil que mató por los siglos de los siglos, al erectus.
¿ERECTUS, te das cuenta? ¡E-R-E-C-T-U-S!
—Jajajajajajajajajaja. ¡Eres la pera, sumisa mía!
—Guarda los posesivos, ¿eh, Sapiens?, ya te he dicho que no soy sumisa sino
in-sumisa, por tanto es imposible que sea «tu sumisa».
—Bueno, pero sé que lo serás...
—Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Ya estás con la sentencia de siempre. Haré oídos
sordos a lecturas necias y seguiré con lo mí o: te decía que desde el histórico asesinato
del ERECTUS por el criminal-idiota homo-sapiens, hay gatillazos en todas las
camas del mundo...
—Jajajajajajajajajajajaja. Sigue, por favor, sigue...
—Ya sabes de dónde viene la frigidez, el mito del «super-DOTADO» y las