Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 47

de tiempo que se acrecentaba cuando miraba la ya inmensa pila de manuscritos sobre los que nunca informaba a la editorial, porque ni siquiera había empezado a leerlos. Sin embargo, creo que lo peor de todo es que también me saturó jugar-follar a y con distintos personajes del chat porque me habían agotado los desbarres de los kamikazes y otros sujetos con alegóricos nicks tipo EN-VERGA-DURA, quizás porque ya no me producían sorpresa o risa ni los creativos y casi insultantes nombres con los que aparecían, ni ese sinfín de privados que me enviaban para azotarme y encularme, cibernéticamente hablando, a todas horas. Justo cuando la luna se llenó del todo, el chat me había hastiado a tal nivel que estuve a punto de abandonarlo. Aun así, el aburrimiento no consiguió frustrarme porque reparé en el aspecto positivo de lo que me había ocurrido en esos quince días: acababa de tener una nueva experiencia, y podría decir muy alto que ya no me moriría sin haber probado el cibersexo, o esa paradójica comunicación que surge por una incomunicación y una soledad alarmante que, sólo por unos momentos, se deshace gracias a la libertad y la desinhibición creativa que proporciona el anonimato.