Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 46
del sexo de quien quería hacerme el amor a través de un chat. Porque ALBA, con
cinismo virtual si es que esto existe con o sin virtud, comenzó a amarme —según
decía—, derramando feminidad, erotismo, ternura y una belleza inimaginables en
otros ambientes más fuertes o tan agresivos como la propia sala general de Amos y
sumisas, por ejemplo.
Mi amante, con una creatividad tan desbordante que ya la quisiera para sí más
de un escritor famoso, empezó su juego sin dejar de escribir frases hermosas, y
recreando un ambiente de velas, música suave y olor a inciensos varios. Después
me tapó los ojos con una venda y empezó a desnudarme despacio, muy despacio,
al tiempo que recorría mi cuerpo con plumas y rosas frescas.
No daba crédito a lo que leía: esta vez parecía la protagonista cibernética de
Nueve semanas y media o aquella mujer a la que también vendaron los ojos, quizás
con ánimo de despe