Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 34

un día me atreví a decirle algo, aunque fue tan surrealista y difícil aquella charla que, además de reírme, estuve a punto de caer en la tentación de vengarme, por ejemplo, saliendo de la sala para intentar provocar su ira, volviendo a entrar con el nick de GÓNGORA. ¡Menos mal que no lo hice! treintañera: ¿Quevedo? QUEVEDO: ¿Y qué ves? treintañera: Jajajajajajajaja. Intento verte a ti. ¿Puedo hacerte una pregunta? QUEVEDO: ¿Sex o no sex?: he aquí una cuestión de en-verga-dura. treintañera: Jajajajaajajaja. No era ésa mi cuestión, pero... QUEVEDO: ¿Doctor Libido, supongo? treintañera: ¡Me matas! QUEVEDO: ¡Oh!, he aquí una Bella Muriente: amor de cuerpo presente. treintañera: ¡Jajajajajajajaja! ¡Necrófilo! Está claro que contigo no puedo. Me voy. QUEVEDO: Mis vacías esposas, pedirán una oración por tus armas. QUEVEDO tenía tal agudeza que la mayoría de las veces chateaba sólo con versos. Soeces e irónicos, pero versos. Es más: tras descartar la idea de retarlo presentándome como GÓNGORA, decidí observarlo detenidamente