Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 23
contraste!: los kamikazes navegaban por el chat con nombres como
TELAMETOTODA, ME LA CHUPAS, TU CULO ES PARA MÍ o POLVO FUISTE
Y POLVO SERÁS, en tanto que yo, en esos primeros días de devaneos por aquel
extraño chat, me amparaba en los inocentes e insulsos seudónimos de treinteañera y
raquel.
A veces, sólo observando el título que daba nombre a ese recinto cibernético,
conseguía cierta sensación de normalidad dentro de tanto aturdimiento, aunque
nunca dejó de sorprenderme que, en vez de dar los buenos días o las buenas
tardes, algunos usuarios siempre nos sometieran a un interrogatorio igual de
ofensivo a todos los que navegábamos con un nick femenino:
—¿Eres sumisa?
—Dime, puta, ¿eres sumisa?
—Responde, perra: ¿eres sumisa?
—¿Ama o sumisa? ¡Contesta, zorra!
Normal, debe ser normal, decía para tranquilizarme. ¿Normal? Como normal que
una mujer que no tenga idea ni de este mundo o submundo del sadomasoquismo
cibernauta, ni del sadomaso real, y acostumbrada a ganarse a pulso la igualdad
entre sexos y pelear en lo cotidiano para que así sea, responda lo que yo respondí:
—¿Sumisa yo? ¡Y una mierda!
—Sumisa tu madre.
—¿Sumisa? ¡Ay qué risa! Yo soy insumisa, imbécil...
—¡Vete con sumisa o con tu misa a otra parte, gilipollas!
Normal, debe ser normal, seguía repitiéndome una y otra vez. ¿Normal? Como
normal es que, tras las miles de salidas de tono que vomitó mi boca en forma de
minitextos, saliese por la tangente en plan reivindicativo y con provocaciones
subversivas que, desde luego en aquella sala, estaban fuera de lugar:
—Chicas: ¡INSUMISIÓN! ¡INSUMISIÓN! ¡INSUMISIÓN! ¡INSUMISIÓN!
—Siglo XXI: ¡Las mujeres al poder! ¡Las mujeres al poder! ¡Las mujeres al poder!
—¡No a la tiranía de la testosterona! ¡No a la tiranía de la testosterona!