Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 187

de algodón que, poco a poco, iba posando por mi espalda tras haberlo empapado de un líquido que, además de oler a hospital, me producía más escozor que los latigazos de antes. Contuve las lágrimas mordiéndome los labios, aunque no sé si en realidad los mordí para no llorar, para soportar esa quemazón profunda o para evitar pronunciar, siquiera irreflexivamente, la palabra ÁRBOL. Mordiéndome la lengua y los labios, evitando las lágrimas en la medida de lo posible y tensando los músculos faciales, giré hacia atrás y todo lo que pude la cara para poder observar a Sapiens, y sorprenderme al ver que mi AMO lloraba como un niño, quizás por culpa de unas heridas que, personalmente, parecían aliviarme porque me resultaron equitativas o como una justa correspondencia a mi rebeldía, además de una ofrenda a su paciencia infinita, al amor que ÉL había demostrado