Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 159

—¡Espera, zorra!: Espera el orgasmo de tu AMO... —Date prisa, AMO, date mueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrrrrrooooooooo. prisa: Me ¡Menos mal que ese AMO no me hizo esperar más que unos segundos! Es más, creo que mi grito fue el impulso que necesitó para, más que calentarse, abrasarse definitivamente y sucumbir en los brazos de ese orgasmo espectacular que nos abrigó al unísono. Nunca me había pasado algo así: el grandioso éxtasis vino acompañado de un llanto tan desgarrador como paradójico, porque nada me dolía ni me hacía daño, sino todo lo contrario: me sentía plena, liviana, bella, feliz y luminosa por dentro y por fuera, aunque me era imposible dejar de llorar. —Niña, mi niña —dijo de nuevo un paternal Sapiens, sin dejar de abrazarme con ternura. —¿Por qué, AMO? ¿Por qué? —¿Por qué, qué? —¿Por qué si me siento tan feliz no puedo dejar de llorar? —Porque has llegado al éxtasis... Algunos de los cirios ya estaban apagados cuando me abandoné, sin remedio, a las delicias de un sueño profundo, muy profundo. Sólo recuerdo vagamente que AMOSAPIENS me arropó y se quedó a mi lado un tiempo, abrazándome y velando mi sueño durante unos minutos en los que, al oído, me adormecía diciéndome cosas muy hermosas. Más tarde, y cuando Morfeo casi no me permitió escuchar lo que me susurraba, Sapiens prefirió marcharse con su enorme maleta, y dejarme tranquila para poder descansar con plenitud. —Duerme, perrita, duerme. Descansa todo lo que puedas porque mañana te espera un día fascinante, pero muy duro. No te preocupes por nada: yo seré tu despertador. ¡Hasta mañana, mi niña!