Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 134

acondicionado con radiadores de tarifa nocturna, del reprimido contable de calzoncillos y camisetas ferrys. El teléfono también me cuenta alguna cosa importante, y hasta infartante, diría yo. Quiero decir que en el poco tiempo que he estado dormida he recibido un mensaje que no me cuesta asociar a un personaje que vive en Oviedo, y al que probablemente ya le estará temblando la fusta en la mano como si tuviera párkinson. Sudo otra vez. Las taquicardias vuelven a mí tras el minúsculo respiro que me he permitido gracias a la breve cabezadita de antes y el aún más breve juego de radiografías de maletas de otros. Casi no acierto a pulsar las teclas que me conducen a la sección mensajes del teléfono, aunque una vez allí casi me resulta más difícil escoger el apartado de bandeja de entrada y no la bandeja de salida o los mensajes enviados. Noto que mi ritmo cardiaco aumenta cuando por fin atino a pulsar la tecla selec, para ver un mensaje de Sapiens: Tú ya has cumplido tu parte cogiendo el tren. Ahora, a mi manera, yo cumpliré la mía regalándote una sinfonía de orgasmos. ¡Sinfonía de orgasmos! ¡Sinfonía de orgasmos! Desde luego la prepotencia de este hombre no conoce límites, me digo. Primero por creerse capaz, sin conocerme realmente, de regalarme una sinfonía de orgasmos como si tal cosa, y segundo porque ¿cómo ha podido dar por hecho que estoy en este tren? ¿Cómo se atreve a asegurar que al final me he atrevido a cogerlo? En fin, lo mejor será intentar airearme, dentro de lo que las circunstancias me permiten, acudiendo a la cafetería. A ver, a ver... Debo atravesar tres o cuatro vagones, pero mientras lo hago mi cabeza sigue y sigue como ese conejito de la tele que tenía unas pilas inagotables. Esta vez me da por pensar que cada una de las cabecillas que sobresalen de sus respectivos asientos puede pertenecer a cualquiera de los usuarios del chat. ¿Y si aquel hombre rubio y de mediana edad fuera TEATOCONMEDIAS? ¿Y si la mujer que lo acompaña fuese CINCUENTONA CACHONDA? Y el revisor, por ejemplo, ¿no será AMOABRASADOR? Claro que aquella chica solitaria del fondo, bien podría ser ALBA... ¡Bufff! ¡Pues anda que si el voyeur contable reprimido resultase ser OTEÍLLO! Todo es loco, lo sé, pero también sé que, aunque exagerado, no es tan descabellado pensar estas cosas... Internet es así, es parte de su milagro: al mismo tiempo y en un extraño puntito virtual pueden encontrarse continentes, nacionalidades y ciudades diversas, y hasta puedes estar ligando, sin saberlo, con el vecino, un sobrino, un hermano y, si te descuidas, con tu pareja real...