Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 133
Esposas de distintos modelos como los que vi ayer en el sex shop y como esos
artilugios que, en vez de asustarme, llegaron a ponerme caliente a través de los
relatos y sugerencias eróticas que me regalaba una y otra vez AMOSAPIENS.
Porque cuando terminaba de azorarme con páginas y páginas de cuerdas, culos,
tetas, cubanas, ataduras, látigos, sodomización y esposas, infinidad de esposas, sin
ni siquiera preguntarme, siempre se permitió la chulería infinita de afirmar cosas
sobre mí, en una época en la que apenas nos conocíamos y aún nos
comunicábamos a través de los mensajes privados de la sala de Amos y sumisas.
AMOSAPIENS: Me encanta lo cachonda que estás.
Marta: ¿Y tú qué sabes, idiota?
AMOSAPIENS: Yo sé de ti mucho más de lo q ue imaginas.
Marta: ¿Ah, sí? ¿Y qué sabes?
AMOSAPIENS: Que aunque te quejes, te resistas, protestes o intentes evadir el
BDSM, te mueres de ganas porque yo te haga sentir lo que nadie antes te hizo
sentir. Además, el rollo de las esposas te pone mogollón...
Marta: Mira, guapo...
AMOSAPIENS: Gracias por lo de guapo...
Marta: Mira, chulo, ¿sabes una cosa?, como sigas provocándome así voy a tener
que matarte, pero no te preocupes, antes te regalaré este epitafio: Sus vacías esposas
piden una oración por sus armas...
AMOSAPIENS: Jajajajajaja. Reconozco que original eres un rato...
Marta: Puedo ser AMA o in-sumisa, pero no idiota...
AMOSAPIENS: Hummmm. Eres mi inteligente sumisa. Inteligente porque no te
resistirás a vivir esta experiencia conmigo, y sumisa porque sentirás mucho placer
dándole placer a tu AMO que, antes o después, voy a ser yo, por cierto.
Olvido el tema de las esposas y vuelvo a la realidad a través de la pantalla de este
minúsculo armatoste al que tuve la precaución de bajar el volumen antes de echar
un sueñecito. El móvil me dice tres cosas. Primera: que son las diez en punto, y
esto significa, según el folleto en el que se registran las distintas estaciones en las
que para el tren Madrid-Oviedo, que ya hace tiempo debimos de pasar por la
primera estación de Villalba y la posterior y monumental Ávila. Segunda: que sólo
hace escasos minutos que paramos en Medina del Campo o el lugar en donde,
supongo, se encontrará el dulce hogar y cómodo, pero modesto chalé adosado,