Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 131
reservada a mi nombre. Sé que hay varios trenes, pero sólo recuerdo un Talgo que
llega a Oviedo al mediodía. No lo olvides: Esteban Hernández, hotel Vetusta y
Talgo del mediodía...
—Pero...
—No hay peros, Marta: si no vienes, te deseo lo mejor, pero no te molestes, no
me molestes y no nos molestemos más.
—...........................................
—Sí, ya conozco esos puntos suspensivos que ahora pueden significar muchas
cosas. Voy a cerrarte el Messenger: un adiós Marta o un hasta pronto Marta,
dependerá sólo de ti. ¡Ciao!
Aguanté la semana de la luna creciente con miles de batallas interiores difíciles de
soportar, ubicar y entender, quizás porque me resultaba imposible catalogar una
situación que, desde el principio, me pareció más desbordante que todas las
vividas hasta ahora. Estaba claro que del lunes 20 al viernes 24 de marzo, ni me
encontraba ensimismada descubriendo un chat, ni estaba fascinada por el mundo
BDSM que me mostraba un AMO desconocido, ni jugaba a ser AMA o sumisa, ni
me sentía desesperada pensando que AMOSAPIENS ya nunca iba a volver, como
tampoco me esforzaba en cumplir unas órdenes extrañas que, para colmo de
rarezas, al carecer de ordenante me hacían mostrarme como una extraña
sumisa-sola...
En aquella semana no fui nada de lo que había sido o intentado ser antes, pero
como tampoco sabía quién era en realidad, intenté comportarme con la mayor
naturalidad posible, por ejemplo, dejando crecer el vello púbico y sintiendo un
picorcillo que, aunque extraño, ya intuí y hasta plasmé en un diario portador de
experiencias falsas. Vestí como me vino en gana, no cuidé la postura y utilicé todo
tipo de ropa interior en unos días en los que, a modo de «mujer-limbo», ni estaba
en Oviedo, ni en Madrid, ni siendo quien fui, ni comportándome como nunca me
atreví a ser.
Imposible comer y dormir en esos días y, menos aún, la noche del jueves al
viernes en la que, ya con la luna casi llena, me decidí a coger ese Talgo
Madrid-Oviedo que, sin caridad con el descanso de los demás, salió de la estación
de Chamartín a las intempestivas ocho de la mañana del viernes 24 de marzo.