Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 13
en dos momentos bien distintos: la depilación y las compras en el sex shop.
Reconozco que, respecto a la primera, fui incapaz de dejar en paz a la peluquera;
sobre todo cuando le dije aquello de más, más, mucho más, quítame todo, bueno,
prácticamente todo: piernas enteras, axilas y, por supuesto, la ingle y casi todos sus
alrededores...
Es verdad que sudé, pero me da la sensación de que la profesional de los pelos
sudaba más que yo... En lo que a mí respecta, creo que sudé por una mezcla de
todo: la excitación de pensar en por qué hacía aquello, mi secreto que tan bien
conocían esos minúsculos cabellos rizaditos cercan os a mi sexo, la evocación de la
turbación que he vivido este mes, el recuerdo de las múltiples contracciones
vaginales por algunas proposiciones de AMOSAPIENS o por las de otros usuarios
de la sala de Amos y sumisas, el propio calor de la cera, la cortedad que genera ese
momento casi tan íntimo como la visita al ginecólogo, la necesaria abertura de
piernas que me incita a pensar cómo las abriré, o si llegaré a hacerlo, atreviéndome
a mostrar todo el esplendor de mi intimidad a ese desconocido del norte, la
calefacción bochornosa que producen esos aparatillos portátiles, expendedores de
un aire caliente que casi siempre molestan porque el aire da de lleno en la cara, o
ese sudorcillo frío que sólo produce el dolor y que, en este caso, fue generado por
unos malditos tirones en, como dicen las abuelas, semejante parte...
Pero ¿y ella? Creo que también sudó lo suyo:
—¿Está así bien?
—No, depílame más...
—Es que me da cosa meterme ahí porque te va a doler mucho.
—Ya, pero es que a mi novio le gusta así —dije para zanjar el dilema, mintiendo
más que Pinocho.
La cera caliente tan cerca de mis partes íntimas volvió a crearme un azoramiento
desconocido hasta entonces. La peluquera, por cierto, no ayudaba mucho a
enmascarar esa sensación:
—¿Seguro que quieres que siga?
—Sí.
—Pues esto ya es digno de cualquier bikini. Vamos, ¡incluso de uno de Ipanema!
—Sigue, por favor —ordené.