Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 116

—Puaggggggggggggg. ¡Qué asco! —Por eso, por eso... Nunca se sabe si lo cíber puede convertirse en real algún día... —Con razón me decías que el BDSM es un mundo aparte. —Bien, lo has hecho muy bien: ahora relájate. ¿Tuviste un buen orgasmo? ¿Crees que tu amo sirve para algo más que para escribir? —Sí, te lo aseguro, AMOchulo: te aseguro las dos cosas... Aunque te desobedecí en una cosa. —Tu culo, lo sé, pero poco a poco iremos acostumbrándolo a ser follado y verás cómo luego no te dolerá... Recuerda que en el mundo sado, se valora mucho el placer anal. —¡Socorro! Eso me da pavor... Verás, es que no te hice caso porque... —Lo sé. Sé que no lo hiciste. —¿Por qué lo sabes? ¿No estarías debajo de mi mesa? —Jajajajajajajajajaja... Lo sé porque tu culo aún no acepta ni medio dedo, ¿me equivoco? —Oye, deja ya de espiarme, ¿eh? —Jajajajajajajajajajaja. No te preocupes: con el tiempo lo harás porque juntos haremos ejercicios para eso. —Pues ahora tengo dos opciones: o desaparezco al tiempo que digo SOCORRO, o como que ni pienso en esos ejercicios que vendrán como anillo al dedo, ¿vale? —Jajajajajaja. Vale, no lo pienses. Pero por ahora, sólo por ahora. Como esta vez tampoco le hice caso en lo de limpiarme con la lengua, me tranquilicé pensando que de sumisa, lo que se dice de sumisa, yo no tenía más que esa raíz sintáctica que coincide con la palabra in-sumisa. El problema es que ni mis nuevas evasiones mentales revestidas de gramática pudieron evitar que las palabras de Sapiens siguieran retumbando en mi cerebro como ráfagas de ametralladora: —La verdadera sumisa es la que disfruta dando placer a su AMO... —¿Aunque sea a través del dolor? —Sí, sobre todo a través del dolor. Ya te dije que yo he visto cómo más de una