Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 111
profundamente que nunca un vacío insolente que me invadía por dentro; es más:
precisamente aquel vacío fue el que me ayudó a entender, ¡por fin!, todo lo que
sentía Sapiens y lo que le bullía por el alma cuando decía que le faltaba el
complemento que daba sentido a su existencia. Un complemento que nada tenía
que ver con naranjas que debían amputarse y partirse por la mitad, para después
pasar la vida en una alienante búsqueda de otra mitad diferente. No, Sapiens se
refería a la necesidad de ser siempre un ente entero y pleno, pero con una
personalidad que podía crecer y expandirse hasta alcanzar el éxtasis si tenía la
suerte de encontrar a su complemento, del mismo modo que un botón cobraba su
verdadera razón de ser complementándose con el ojal.
Volví a asustarme elucubrando sobre la naturaleza de mis pensamientos, sobre
todo porque si seguían por este camino me harían llegar a una conclusión que no
sé si tendría el valor de asumir. ¿De verdad era sumisa? ¿Tantas vueltas y giros de
vida para esto? ¿Cómo podía admitir que era sumisa si mi rebelde y salvaje
interior sólo me permitía pronunciar la palabra insumisión? Definitivamente, el ser
humano posee varios frentes abiertos que, al mismo tiempo, hablan idiomas
diferentes: la razón dice una cosa, el corazón se expresa con otros ritmos y,
finalmente, el sexo puede moverse con otro tipo de parámetros. En fin. ¡Qué
hermosa es cualquier historia cuando esos tres focos se ponen de acuerdo! En lo
que a mí respecta, pensé que mi corazón e incluso mi sexo parecían decir que sí a
AMOSAPIENS, pero mi cabeza y su encorsetada razón lo negaban rotundamente,
aunque ni con mis continuas negativas dejaba aquel AMO del norte de estar al
acecho:
—Mira: te he dicho mil veces que mi intuición no suele fallarme en estas cosas, y sé
que tú eres sumisa. Además de las mejores, por eso, como las mejores, no te dejas
atrapar por cualquiera.
—Y yo también te he preguntado mil veces en qué te basas para decirme algo
así...
—Quieres saber todo lo que un amo te puede enseñar. Crees que estás jugando,
pero en el fondo necesitas aprender para luego dar. Todo esto y mucho más me
demuestra que quieres ser sumisa, pero también, como a las mejores, te cuesta dar
el salto. Sé que cuando lo des, nadie podrá pararte. Te entregarás como ninguna
otra se podrá entregar a un AMO.
—Buffffff. No sé si excitarme, escaparme o llorar...
—Espero que ese día llegue y recuerdes las palabras de este humilde AMO:
VIVE, NO TE ENCIERRES, VIVE LA VIDA. Conócete y lánzate a disfrutar de