Literatura BDSM La Sumisa Insumisa ( Rosa Peñasco ) | Page 10
relaciones sadomaso, de virgo, lo que se dice virgo, por suerte sólo me queda el
horóscopo... ¡Y menos mal!, porque con treinta y dos años sería algo más que
preocupante si ciertas cosas siguieran siendo virgo, aunque ahora que no me oye
nadie podría decir, respecto a alguna de esas cosas, que hace años me dolió tanto
cuando intenté hacer uso de ellas, que opté por no volverlas a usar. O sea: casi
virgo por culpa de este rollo, ¿cómo llamarlo?... ¿neuro-anal, quizás? Sí, neuro-anal
me parece una buena y hasta tragicómica expresión...
Cuando logro dejar atrás esas bromas baratas que no engañan a nadie porque
sólo son el camuflaje de una desbordante inquietud interior, decido leer por fin mi
horóscopo: VIRGO: No dejes pasar de largo ningún tren. Hoy corres el riesgo de perder el
rumbo si das marcha atrás.
¿Perder el rumbo? ¿Pero no lo tengo perdido de antemano con esta aventura
que pretendo vivir? ¿Marcha atrás?... ¿Marcha atrás? ¡Prefiero no pensar! ¡Prefiero
no pensar! ¡Prefiero no pensar! Inevitable. Tren... Tren... Tren... ¡Bufff! ¿Tren?
¿Último o primer tren? ¿Tren que pasa? ¿Tren que no vuelve? ¿Tren que se pierde?
¿Tren que se coge? ¿Tren que se escapa? ¿Tren que no se debe dejar escapar?
¡Socorro otra vez!... De repente, además de un sudor frío me han entrado unas
ganas tremendas de mandar a la mierda las recomendaciones del horóscopo y
bajarme del tren, pero el muy canalla ya le ha cogido el ritmillo a la ruta. No sé por
qué, pero este maldito armatoste me parece un caballo percherón que tarda en
aunar fuerzas y empezar a trotar, aunque cuando se calienta, ¡zas!, se pone a
galopar como el que más. ¡Bufff! No es por nada, pero parece que el caballo de
hierro ya ha pasado del trote al galope y ahora va a toda velocidad.
¡Próxima parada!, por favor, la próxima parada... ¿Cómo era eso de...? ¡Sí! Yo me
bajo en la próxima, ¿y usted? ¡Estás a tiempo! ¡Bájate, bájate en la próxima!, me grita
esa voz insolente desde no sé dónde. Esa voz que se hace más y más potente
cuando recuerdo que el AMO desconocido que me espera en Oviedo, entre las
primeras conversaciones y el posterior envío de fotos, ya conoce mi cara y mi
cuerpo con pelos y señales.
¿Pelos y señales? ¡Joder! ¿Qué le pasa a mi cabeza que a todo le ve relación con...
con...? Luego les decimos a los hombres: Que si vosotros no pensáis en otra cosa, que si
tenéis dos cabezas pero las neuronas están en la de abajo, que si siempre estáis con lo
único... Pero ¿y yo? ¿Quién soy yo, además de una cínica, si se