Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 8
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parecer de un gusto dudoso. ¿Cómo era posible? ¿Que un hombre tan distinguido, de
aspecto tan clásico, se atreviera a decorar con objetos de tortura el lugar donde vivía?
La exposición de aquel material casi quirúrgico - pinzas, espéculos, anillos... - podría
haberme aterrado incitándome a huir de aquel maníaco sexual. Sin embargo, ocurrió
todo lo contrario: todo ese despliegue me tranquilizó por su sinceridad, una sinceridad
que, al mismo tiempo, me turbó profundamente.
Pierre se comportaba tal y como era en realidad: se dirigió a mí de manera sincera,
directa, sin rodeos, sobre todo sin mentiras, y el instinto me movió a confiar en él. Soy
consciente de que puedo dar la impresión de haber cedido a la curiosidad. Pero algo en
mí me impulsaba a conocer más a fondo a aquel hombre y a confiarle mi alma. De
hecho, sentía que había caminado demasiado tiempo sola en oscuridad, y la certeza de
haber encontrado por fin a mi guía me proporcionaba un verdadero alivio.
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En determinado momento, me vi refleja en un espejo que ocupa una pared de la
habitación. Frente a mí tenía a una joven de veinte años de oscuros cabellos
ensortijados, ojos negros de mirada intensa y labios abultados como los de un bebé.
Contemplé mi cuerpo.
Como si fuera el de una rival: las nalgas respingonas, aunque demasiado anchas, el
torso delgado pero, con los pechos redondos y pesados, y unos pezones que se alzan
siempre hacia el cielo, como si le implorasen. ¿Qué podía retener en semejante lugar y en
compañía de semejante personaje a esta universitaria pija?
A pesar del cuero, del acero y del látex, esa noche me quedé con él, en la casa que ya
no había de abandonar, pues desde entonces me convertí en la solícita compañera de mi
Amo. La verdad es que, si me atrae la aventura y busco lo inesperado, es porque me
encanta ponerme en situaciones que me den miedo. Supongo que eso lo explica todo. El
juego de las situaciones insólitas me excita y me seduce, y el peligro, o lo que yo imagino
de él, me embriaga, me transporta, me sume en un estado distinto al habitual, un estado
en