Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 56
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¿Acaso significaba aquello para Pierre una prueba de amor sublime? Inmersa en
amargas lamentaciones y sombríos arrepentimientos, durante todo el día me invadió un
sentimiento de culpa. Por la noche, cuando Pierre regresó, me eché a sus pies y le
prometí que accedería a llevar el cinturón con una sola condición. Me miró de arriba
abajo con altivez, pero acabó por preguntarme cuál era aquella indigna condición. Yo le
imploré que no me obligara a colocar un consolador en mi cinturón de puta (empleé
adrede la palabra puta, que sabía que haría mella en mi Amo). Tras acoger mi petición
con un largo silencio, Pierre me hizo saber a regañadientes que es- taba de acuerdo y
que daba su consentimiento a esa demostración de flaqueza.
Ese día tuve que soportar en la facultad el único suplicio al que Pierre no pudo asistir.
Me quité el abrigo, pese a que temía que el cinturón se adivinara bajo el vestido ceñido.
Una vez sentada y absorta en la clase de literatura norteamericana, que ese día versaba
sobre Fiesta, una obra de Hemingway, empecé a notar que el cinturón me molestaba y
que incluso se volvía particularmente doloroso. La correa de cuero que pasaba entre los
muslos me oprimía el clítoris de forma abominable. Las muecas que hice provocaron
sonrisas en mi vecina, pero pronto no pude aguantar más y empecé a retorcerme como
una histérica en la silla con la esperanza de desplazar la horrible correa. Mis amigas me
miraron varias veces con asombro, pues normalmente soy formal y reservada, y mi
agitación acabó por llamar la atención del profesor.
- ¿Tiene usted algún problema, señorita Duriès? - me preguntó.
Roja como un tomate, le aseguré que es- taba bien. ¿Cómo iba a confesarle que un
modelo de cinturón de castidad, directamente inspirado en unos dibujos que se
remontaban a la Inquisición, estaba atormentando la parte más sensible de mi
anatomía?
12 - Prostitución
Pierre me había asegurado que íbamos a pasar un fin de semana excepcional y
agitado. En la sempiterna necesidad que sienten los amos de renovar su programa veo