Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 54

54 Por la noche, esperé a Pierre con impaciencia, tratando de adivinar el programa que habría imaginado para celebrar la llegada de aquel hermoso objeto que tantas fantasías eróticas suscitaba. Pierre, que estaba de buen humor, me preguntó qué tal me había ido el día y me propuso llevarme a acabar la velada a un local de intercambio de parejas de Toulouse. Su plan me encantó. Ardía en deseos de exhibirme ante los habituales de ese lugar, con el orgullo de no pertenecer sino a aquel a quien seguía con absoluta fidelidad. Era la primera vez que Pierre me invitaba al Baskin, de cuya decoración lo menos que puede decirse es que resultaba insólita. Una jaula de metal cromado y decorada con cadenas ocupaba el centro de la pista. Estaba impaciente por mostrar a aquellos desconocidos la belleza de mis arreos. Pierre me dijo que esa noche estaba particularmente hermosa. Y aquel piropo, que me llegó hasta lo más hondo, tuvo la virtud de proporcionarme algo más de seguridad en mí misma. Llevaba medias negras con costura, el cinturón de castidad y una amplia chaqueta de seda negra que dejaba entrever mis partes íntimas. Un collar de perro con adornos de metal plateado, en el que habían engastado una anilla pequeña destinada al mosquetón de la correa, le confería a mi atavío un efecto irresistible. En la pista de baile, Pierre me hizo adoptar poses provocativas. Cuando más embriagada me sentía por esta nueva prueba de complicidad que esperaba de mí, me ordenó que atizara el deseo de los desconocidos y jugase a seducirlos. Me excedí en mi celo hasta convertirme en una criatura obscena y vulgar. Con un sutil movimiento, me enrosqué al- rededor de su brazo y me quité la chaqueta, de modo que me encontré casi desnuda frente a los atónitos asistentes. Pierre me atrajo hacia sí por el cabello. Apasionado, me besó con voluptuosidad. Yo pude sentir los violentos deseos que le acometían. Una vez más, me hacía dichosa al honrarme y sorprenderme. No cabía en mí de orgullo, pues me sentía elegida y homenajeada.