Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 42
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minar a los hombres como a las mujeres, sino más; de ahí que imaginarla arrodillada y
sumisa me resultara sencillamente imposible.
Aquella noche no llevaba más que un escueto tanga de piel de leopardo que realzaba
la curva de sus espléndidas nalgas bronceadas. La espesa melena pelirroja, el rostro
delgado y los relampagueantes ojos verdes transformaban, en mi imaginación, a esa
esclava sumisa en una leona a punto de devorarme...
El Amo Didier se acercó Hp