Literatura BDSM La Atadura ( Vanessa Duriés ) | Page 11
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Entonces el cuerpo puede alcanzar la plenitud, entregarse sin reservas y gozar del
éxtasis, del placer exacerbado por los ritos a menudo inesperados, guiado siempre por el
espíritu de abnegado sacrificio de sí mismo, de sometimiento al otro y de sufrimiento.
Es precisamente esa presencia de lo desconocido lo que más me fascina a mí ya cualquier
esclavo, de ahí que, en las relaciones sadomasoquistas, el ingenio del amo deba
renovarse sin cesar para salir airoso de todas las pruebas. Resulta muy excitante
ignorar lo que sucederá en el curso de una sesión y no poder predecir las sorpresas que el
amo nos tiene reservadas. Añadiré que puede darse el caso de que una esclava cedida
por su amo se revele más receptiva con otro amo que con el suyo propio. De la misma
manera que el contacto con determinada piel es capaz de electrizarnos mientras que
otro nos deja indiferentes, existen amos privilegiados que logran alcanzar una profunda
comunión con su esclavo, en tanto que otros amos siguen siendo obstinadamente
extraños, insignificantes y artificiales.
Mi gran dicha estriba en haber encontrado a un Amo a mi medida, que espera precisamente aquello que yo puedo darle y que me da todo cuanto estoy en mi derecho de
esperar.
Si el papel del amo exige una creatividad fuera de lo común, pues ha de variar las
exigencias, el esclavo debe dar muestras de una gran resistencia física. La intensa
presión que mi amo ejerce sobre mí me lleva a veces a poner en tela de juicio mi
personalidad y a hacerme preguntas con respecto a mí misma. Muy a menudo me
pregunto, presa de la duda: ¿estaré a la altura de sus exigenci