Literatura BDSM Justine o Los Infortunios de La Virtud (Sade) | Page 9
pero, desgraciadamente, se llega más lejos. ¿Qué significará —nos atrevemos a preguntarnos—, la
realización de esta idea, si su mera presencia nos exalta, nos emociona tan intensamente? Entonces damos
vida a la maldita quimera, y su existencia acaba siendo un crimen.
La señora de Lorsange lo ejecutó, afortunadamente para ella, con tanto secreto que estuvo al amparo de
cualquier persecución, y sepultó junto con su esposo las huellas del espantoso delito que le precipitaba a
la tumba.
Viéndose libre y condesa, la señora de Lorsange recuperó sus antiguos hábitos; pero creyéndose algo en
el mundo, puso en su conducta un tanto menos de indecencia.