Literatura BDSM Justine o Los Infortunios de La Virtud (Sade) | Page 107
—Te llevo a servir unos monederos falsos de los que soy el jefe —me dijo Roland, cogiéndome del brazo
y haciéndome cruzar a la fuerza un pequeño puente levadizo que se bajó a nuestra llegada y se alzó
inmediatamente después—. ¿Ves este pozo? —prosiguió así que hubimos entrado, mostrándome una
grande y profunda gruta situada en el fondo del patio, donde cuatro mujeres desnudas y encadenadas
hacían mover una rueda—; ahí tienes a tus compañeras, y ahí tienes tu trabajo, gracias a que trabajarás
diariamente diez horas en hacer girar esta rueda, y satisfarás al igual que esas mujeres todos los caprichos
a los que me complazca someterte, se te darán seis onzas de pan negro y un plato de habas por día. En
cuanto a tu libertad, renuncia a ella; no la tendrás jamás. Cuando mueras agotada, serás arrojada al
agujero que ves al lado del pozo, con otras sesenta u ochenta bribonas de tu ralea que allí te esperan, y
sustituida por una nueva.
—¡Oh, Dios todopoderoso! —exclamé, arrojándome a los pies de Roland—. Dignaos recordar, señor, que
os he salvado la vida; que, conmovido un instante por el agradecimiento, parecisteis ofrecerme la dicha, y
que compensáis mis servicios precipi