René estaba sentado en el único sillón confortable de la habitación, situado frente a la
mesa, y O se acurrucó entre sus brazos.
—Me es igual lo que hagan conmigo —le dijo—... Pero dime si me amas todavía.
—Te amo, mi vida —dijo René—. Pero quiero que me obedezcas y me obedeces muy mal.
¿Le has dicho a Jacqueline que pertenecías a Sir Stephen o le has hablado de Roissy?
O le aseguró que no. Jacqueline aceptaba sus caricias, pero el d