Literatura BDSM Historia de O | Page 36

un vestido de gala, algo que nadie lleva nunca. Las sandalias, de tacón muy alto, también eran de seda roja. Y mientras Jacqueline estuvo delante de O con aquel vestido, aquellas sandalias y aquel velo que era como la premonición de una máscara, O completaba mentalmente el modelo: tan poco era lo que hacía falta —el talle más ceñido, los senos más descubiertos— y sería igual al vestido que llevaba Jeanne en Roissy, la seda gruesa, lisa, crujiente, la seda que levantas con la mano cuando te dicen... Y Jacqueline la levant