Uno de ellos se adelantó hacia O, le rogó que lo siguiera, abrió una puerta situada frente a
la que acababan de cruzar y se fue. Ella oyó risas, unos pasos y cerrarse la puerta a su
espalda. Nunca se enteró de lo que había sucedido, si Jeanne fue castigada por hablar, ni
cómo, o si se limitó a ceder a un capricho del criado o si, al \