Literatura BDSM Historia de O | Page 21

prueba, como debía serlo también para ella, de que ella le pertenecía; nadie puede dar lo que no le pertenece. Y él la daba para recobrarla enriquecida a sus ojos, como un objeto de uso corriente que hubiera servido para un culto divino que lo hubiera consagrado. Hacía tiempo que deseaba prostituirla y ahora comprobaba con satisfacción que el placer que ello le procuraba era más grande de lo que suponía y lo ligaba a ella todavía más, como había de ligarla a él cuanto más humillada y mortificada se viera. Y, amándolo como lo amaba, ella no podía sino amar todo aquello que viniese de él. O lo escuchaba temblando de felicidad y, puesto que él la amaba, conse