Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 99

—La doctora Grace es formidable en lo que se refiere a los logros de sus hijos. —Debe de estar muy orgullosa de ti. Yo lo estaría. En la cara de Christian aparece un destello sombrío, y parece momentáneamente incómodo. Me mira receloso, como si estuviera en un territorio ignoto. —¿Has decidido qué te pondrás esta noche? ¿O he de escoger yo algo por ti? —dice en un tono repentinamente brusco. ¡Uf! Parece enfadado. ¿Por qué? ¿Qué he dicho? —Eh… aún no. ¿Tú escogiste toda esa ropa? —No, Anastasia, no. Le di una lista y tu talla a una asesora personal de compras de Neiman Marcus. Debería quedarte bien. Para tu información, he contratado seguridad adicional para esta noche y los próximos días. Leila anda deambulando por las calles de Seattle y es impredecible, así que lo más sensato es ser precavido. No quiero que salgas sola. ¿De acuerdo? Pestañeo. —De acuerdo. ¿Qué ha pasado con lo de «Tengo que poseerte ahora», Grey? —Bien. Voy a informarles. No tardaré mucho. —¿Están aquí? —Sí. ¿Dónde? Recoge su plato, lo deja en el fregadero y sale de la estancia. ¿De qué demonios ha ido todo eso? Es como si hubiera varias personas distintas en un mismo cuerpo. ¿No es eso un síntoma de esquizofrenia? Tengo que buscarlo en Google. Recojo mi plato, lo lavo rápidamente, y vuelvo a mi dormitorio llevando conmigo el dossier ANASTASIA ROSE STEELE. Entro en el vestidor y saco los tres vestidos largos de noche. A ver… ¿cuál? Tumbada en la cama, contemplo mi Mac, mi iPad y mi BlackBerry. Estoy abrumada con tanta tecnología. Empiezo a transferir la lista de temas de Christian del iPad al Mac, luego abro Google para navegar por la red. Estoy echada sobre la cama enfrascada en la pantalla del Mac cuando entra Christian. —¿Qué estás haciendo? —inquiere con dulzura. Paso un momento de pánico, preguntándome si debo dejarle ver la web que estoy consultando: «Trastorno de personalidad múltiple: los síntomas». Se tumba a mi lado y echa un vistazo a la página, divertido. —¿Esta web es por algún motivo? —pregunta en tono despreocupado. El brusco Christian ha desaparecido; el juguetón Christian ha vuelto. ¿Cómo voy a seguir este ritmo?