Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 100

—Investigo. Sobre una personalidad difícil. Le dedico mi mirada más inexpresiva. Tuerce el labio reprimiendo una sonrisa. —¿Una personalidad difícil? —Mi proyecto favorito. —¿Ahora soy un proyecto? Una actividad suplementaria. Un experimento científico, quizá. Y yo que creía que lo era todo. Señorita Steele, está hiriendo mis sentimientos. —¿Cómo sabes que eres tú? —Mera suposición. —Es verdad que tú eres el único jodido y volátil controlador obsesivo que conozco íntimamente. —Creía que era la única persona que conocías íntimamente —dice arqueando una ceja. Me ruborizo. —Sí, eso también. —¿Has llegado ya a alguna conclusión? Me giro y le miro. Está tumbado de lado junto a mí, con la cabeza apoyada en el codo y con una expresión tierna, alegre. —Creo que necesitas terapia intensiva. Alarga la mano y me recoge cariñosamente un mechón de pelo detrás de la oreja. —Yo creo que te necesito a ti. Aquí. Me entrega una barra de pintalabios. Yo frunzo el ceño, perpleja. Es un rojo fulana, no es mi color en absoluto. —¿Quieres que me ponga esto? —grito. Se echa a reír. —No, Anastasia, si no quieres, no. No creo que te vaya este color —añade con sequedad. Se sienta en la cama con las piernas cruzadas y se quita la camisa. Oh, Dios… —Me gusta tu idea de un mapa de ruta. Le miro desconcertada. ¿Mapa de ruta? —De zonas restringidas —dice a modo de explicación. —Oh. Lo dije en broma. —Yo lo digo en serio. —¿Quieres que te las dibuje, con carmín? —Luego se limpia. Al final. Eso signi f