Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 51
animadora de instituto.
Aunque yo nunca fui animadora, pienso con amargura.
Se inclina y creo que va a besarme, pero no lo hace. Me huele el pelo e
inspira profundamente.
—Eres imprevisible, señorita Steele, como siempre. —Se incorpora de
nuevo y me observa, con una chispa de humor en los ojos—. ¿Piensas invitarme o vas a
enviarme a casa por ejercer mi derecho democrático, como ciudadano americano,
empresario y consumidor, de comprar lo que me dé la real gana?
—¿Has hablado con el doctor Flynn de eso?
Se ríe.
—¿Vas a dejarme entrar o no, Anastasia?
Yo intento ponerle mala cara —morderme el labio ayuda—, pero sonrío al
abrir la puerta. Christian se da la vuelta, le hace un gesto a Taylor, y el Audi se
marcha.
Es raro estar con Christian Grey en el apartamento. Parece un sitio muy
pequeño para él.
Sigo enfadada: su acoso no tiene límites, y ahora caigo que es así como
supo que los correos de SIP estaban monitorizados. Seguramente sabe más de SIP que
yo. Esa idea me resulta desagradable.
¿Qué puedo hacer? ¿Por qué tiene esa necesidad de mantenerme a salvo?
Soy una adulta —más o menos—, por el amor de Dios… ¿Qué puedo hacer para
tranquilizarle?
Observo su cara mientras se pasea por la habitación como un animal
enjaulado, y mi rabia disminuye. Verle aquí, en mi espacio, cuando creí que habíamos
terminado, es reconfortante. Más que reconfortante… le quiero, y mi corazón se
expande con un júbilo exaltado y embriagador. Él echa un vistazo por todas partes,
examinando el entorno.
—Es bonito —dice.
—Los padres de Kate lo compraron para ella.
Asiente abstraído y sus vivaces ojos grises descansan en los míos, me
miran.
—Esto… ¿quieres beber algo? —susurro, ruborizada por los nervios.
—No, gracias, Anastasia.
Su mirada se ensombrece.
¿Por qué estoy tan nerviosa?
—¿Qué te gustaría hacer, Anastasia? —pregunta dulcemente mientras
camina hacia mí, salvaje y ardiente—. Yo sé lo que quiero hacer —añade en voz baja.
Me echo hacia atrás y choco contra el cemento de la cocina tipo isla.
—Sigo enfadada contigo.
—Lo sé.