Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 52
Me sonríe con un amago de disculpa y yo me derrito… bueno, quizá no esté
tan enfadada.
—¿Te apetece comer algo? —pregunto.
Él asiente despacio.
—Sí, a ti —murmura.
Mi cuerpo se tensa de cintura para abajo. Solo su voz basta para seducirme,
pero esa mirada, esa hambrienta mirada de deseo urgente… Oh, Dios.
Está de pie delante de mí, sin llegar a tocarme. Baja la vista, me mira a los
ojos y el calor que irradia su cuerpo me inunda. Siento un ardor sofocante que me
aturde y las piernas como si fueran de gelatina, mientras un deseo oscuro me recorre
las entrañas. Le deseo.
—¿Has comido hoy? —murmura.
—Un bocadillo al mediodía —susurro.
No quiero hablar de comida.
Entorna los ojos.
—Tienes que comer.
—La verdad es que ahora no tengo hambre… de comida.
—¿De qué tiene hambre, señorita Steele?
—Creo que ya lo sabe, señor Grey.
Se inclina y nuevamente creo que va a besarme, pero no lo hace.
—¿Quieres que te bese, Anastasia? —me susurra bajito al oído.
—Sí —digo sin aliento.
—¿Dónde?
—Por todas partes.
—Vas a tener que especificar un poco más. Ya te dije que no pienso tocarte
hasta que me supliques y me digas qué debo hacer.
Estoy perdida; no está jugando limpio.
—Por favor —murmuro.
—Por favor, ¿qué?
—Tócame.
—¿Dónde, nena?
Está tan tentadoramente cerca, su aroma es tan embriagador… Alargo la
mano, y él se aparta inmediatamente.
—No, no —me recrimina, y abre los ojos con una repentina expresión de
alarma.
—¿Qué?
No… vuelve.
—No.
Niega con la cabeza.
—¿Nada de nada?