Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 35
—Oh, Ana —gime, y hunde la nariz en mi cabello.
Permanecemos sentados, abrazándonos mutuamente, escuchando la música
del coche… una pieza de piano relajante… reflejo de nuestros sentimientos, la dulce
calma después de la tormenta. Me acurruco en sus brazos, apoyo la cabeza en el hueco
de su cuello.
—Que me toques es un límite infranqueable para mí, Anastasia —murmura.
—Lo sé. Me gustaría entend W"